
He estado poco prolífica en esta pandemia. Ha habido una etapa de desmotivación cocineril. Cocinar se ha cocinado, pero no siempre con la motivación y el torbellino mental de ollas, fogones y recetas resonando en mi diálogo interno. Cocinar en ciertos tiempos de pandemia ha estado cañón en ocasiones. La incertidumbre, los no viajes al supermercado a tocar y escoger producto, los comensales en aumento, las no visitas a restaurantes o cafeterías. Todo cuesta arriba. Ideas que se apagan, creatividad que no se asoma, bajón.
Afortunadamente ya todo eso ha pasado y una vez de vuelta a la normalidad en mi cocina me han quedado más que claras dos cosas: 1- cocinar es lo mío, 2- como todo en la vida, a veces, por más que te guste algo, igual hay que tomárselo con calma. Y entre eso, y oportunidades que nunca llegaron se me despertó el monstruo con cuchillo de chef que llevo dentro, y desde hace un tiempo no he parado. Una vez recuperado el aliento culinario he cocinado más y mejor que en muchísimo tiempo.
Escribir poco eso sí, pero en mi cabeza todo vuelve a estar bien amueblado de nuevo, y con ojos abiertos o cerrados veo todo el tiempo platos, presentaciones, ingredientes, ollas, técnicas, libros de cocina, colegas, espacios, restaurantes, comensales, cocinas.
Será por eso que el Universo me ha traído de regalo algo por lo que he estado esperando desde niña: las recetas de los platos que preparaba mi abuelo Pipo Julio. Los que han leído Plato Limpio saben de sobra que de mi abuelo no me quedó ni una receta, así que la estantería de cocina cantonesa en mi cerebro solo contiene sabores, olores, recuerdos pero no expertise ni recetas. Y ahí llegó Elisa, por esas carambolas que se monta el Universo y que sin entender muy bien por qué se unen un montón de casualidades que no lo son y que hacen que ocurran cosas maravillosas.
Elisa es cubano-china, hija de madre y padre chinos, vivió toda su vida en el Barrio Chino de La Habana y su esposo, también descendiente de chinos, se apellida como yo: Wong. Y ahí empezó todo a desmembrarse y volverse a armar cual tortilla que se deconstruye y se vuelve a construir otra vez. A ella le gusta la cocina como a mí, aprendió de su mamá las tradiciones y la culinaria de aquel país que por más lejano que estuviera su madre se encargó de meterle en la piel a ella y sus hermanos enseñándoles desde el idioma hasta las tradiciones y por supuesto un sinfín de platillos.
Long story short: Ahora es más que mi amiga, me llama sobrina (honor que me hace), me ha llevado a tiendas de productos asiáticos, me ha mostrado ingredientes que en mi vida había visto ni probado, nos hemos juntado a cocinar unas cuantas veces y nos sentimos a gusto compartiendo experiencias e historias. Le he prometido que esas recetas que me enseña hay que dejarlas por escrito, para su descendencia y para la mía, y por qué no, para todos los que por aquí me leen y quieran atreverse a cocinarlas.
De ahí que en lo adelante muy probablemente aparezcan por aquí las recetas chinas que ella me enseña. Don’t be afraid! No convertiré este espacio solo para recetas asiáticas, pero sin dudas ese gap que tenía sobre la culinaria asiática poco a poco lo iré alimentando con lo que de ella pueda aprender.
De eso va la gastronomía, de eso van las recetas, de historias, de experiencias, de conocimiento que se traspasa de una generación a otra. Qué sería de las tradiciones, la cultura o la culinaria de un país si no existieran personas como Elisa dispuestas a transferir y compartir todo ese conocimiento?
Gracias Elisa por compartir tu tiempo y conocimientos conmigo, y gracias Pipo por enviármela ;-).
Cuánto me alegra que vuelva a la cocina. La he extrañada todo este tiempo que no ha publicado casi nada. Muchos abrazos.
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awww muchísimas gracias por su comentario tan cariñoso
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Pues yo te llevo prueba negativa de Covid para que me dejes compartir la aventura. Ya te estaba extrañando.
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jajjajajaja que risa! oígame Yu, a ver si se acelera la dichosa vacunación y nos juntamos a hacer un cocinado asiático juntando tus genes asiáticos con los nuestros, Elisa va a ser la más feliz
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Bendita Elisa! Luz para abuelo Pipo! Y para ti, amiga, mis mayores agradecimientos por haber retornado a inspirar a los que aun estamos sin muchos deseos (y algo mas) de volver a nuestras innovadoras prácticas culinarias. Vengan, entonces, nuevas recetas para Plato Limpio II. Te extrañábamos, Changa!
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Mi niña que gusto leerte más aún sabiendo que me escribes desde el terruño donde ya sabemos el tumbao que se baila por estos días. Solo de leerte se me sube la bilirrubina y las ganas de publicar se me multiplican. Mua!
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Pues venga, acepto el reto! besos
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Que gusto amiga, todo gusto si. Leerte y oler tu cocina, tus platos, tus recetas y tus historias. Ésta de hoy es de esas que no se explican pero que sin dudas se relacionan con el poder de atracción, de ese que hace milenios conocen muy bien en la lejana tierra de tus ancestros. Gracias por compartir. Gracias por ser pez hoy en el mar de los olores y sabores. 😉
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Gracias a tí amigo!
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Sandra, gracias por tus atenciones y tus recetas. De más está decir que a mi madre le ha encantado tu libro!! Me encanta tu blog también!! Un abrazo.
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aww pero que ilusión! Me alegra mucho!
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