Me entretiene mucho compartir frikismo culinario con algún que otro amigo. Se siente bien cuando otros entienden lo que se sufre o lo que se goza cuando una preparación queda mal o bien. O compartir recetas nuevas, fotos de comida, lugares a probar…pero oops, que estamos en época de pandemia y si algo bueno ha traído eso es que estamos cocinando más ( o estábamos?), y también hemos tenido más tiempo para reconectar con algunas personas o descubrir conexiones que antes no teníamos, o que las prisas no nos dejaban desenmascarar. Y una de ellas es la conexión con los amigos que cocinan 😉

Me escribe entonces un amigo desde Chile el cual me comparte una receta que ha replicado de un libro y la foto de su preparación era exactamente igual a la del original. Me manda también la página del libro donde la vió, y el paso a paso del proceso. Ni pregunto de quién es la receta ni el libro, pero la dejo en mis archivos del celular bien guardadita pues sabía que en cualquier momento retomaría el tema, ya que se usaba la calabaza de una manera distinta a cómo estamos acostumbrados a consumirla.
Llega el día en que me veo con calabaza en mi despensa y algún que otro ingrediente de la consabida receta y me pongo entonces manos a la obra. Descubro que tengo menos ingredientes que los que necesitaba pero decido poner de todas las verduras que tenía en el refri y apuesto a que igual podría quedar sabroso.
Estoy en plena faena dejando todo bien pochado y le añada el liquido necesario y aquello empieza a oler y a oler y a oler, y ahí justo me viene a la mente el arroz al horno que preparan en Valencia. La receta original que me comparte mi amigo se termina en el horno, pero no lleva arroz. Pero las cosas como son, cuando uno cocina, la gracia es dejarse llevar por la intuición. A los que nos gusta cocinar lo sabemos, y a mi me pasa en tantísimas ocasiones que, por un lado, me cuesta seguir recetas al pie de la letra, y por otro, que empiezo pensando «voy a preparar A» y termino preparando A+B, o simplemente C. Así es la cocina, y así son las memorias culinarias. En la mente se mezclan todas esas experiencias gustativas o los ingredientes y en el momento en que menos lo imaginas se te aparecen en la cocina y te das cuenta de que no estás tan sola 😉
Decido que ya no voy a preparar esa receta (que ya no lo era pues había muchos ingredientes cambiados), y me pongo en plan atrevido y me digo «le pones arroz y te sale algo parecido a un arroz al horno». Ahí aparece entonces el juez interno: «que el arroz al horno de Valencia no es así»..y yo «que ya lo se, pero me apetece hacer un intento con esta base tan buena a la que estoy casi segura que si le añado arroz algo bueno podría salir». Mi voz interna se rinde y yo le sigo la corriente a mis instintos.
Y ha salido esta preparación que una vez lista le comparto a mi amigo Alain y le cuento que de la receta original no queda mucho rastro, pero que lo que ha salido ha quedado bueno, y que voy a escribir la receta para compartírsela. Y le pido por favor que me diga qué libro es para ver título y autor para referenciarlo y me manda una foto de la portada y voilá! es nada más y nada menos que «Recetas sanas para cada día» de Jamie Oliver, uno de mis chef favoritos y del cual extrañamente no tengo ningún libro. (Su receta figura en la página 202 de la versión en español del libro y es el «Pollo a la cazadora con calabaza, setas, tomates, aceitunas y pan»).
Me parto de risa y le digo «Pues que sepas que sin saberlo he hecho esta preparación en una de sus cazuelas» 😉 .

Ingredientes:
(para 4 personas)
- 4-5 muslos de pollo
- 4 zanahorias pequeñas peladas y cortadas en lonchas
- 1/2 calabaza pequeña pelada y cortada en cuadrados no muy grandes
- 6 tomates perita pelados y cortados en trozos
- 1 cebolla cortada en cuadrados
- 3 tallos de apio
- 3 o 4 dientes de ajo
- 1 puerro
- 1 litro de caldo o agua
- 300 gr de arroz redondo
- orégano
- aceite de oliva
- sal al gusto
Preparación:
- Poner el horno a calentar a 350 farenheit, 180 celcius
- Lavar, pelar si es necesario y cortar la verduras en trozos no muy grandes.
- Poner al fuego en una cazuela apta para horno un chorro de aceite de oliva y el pollo ya con sal a dorar.
- En paralelo pon a calentar el agua o caldo.
- Cuando el pollo empiece a dorar agregar entonces toda la verdura y dejar pochar hasta que la verdura empiece a soltar sus jugos, pero sin dejar que se cueza del todo. Esparce un poco de orégano.
- Agrega entonces al agua caliente y el arroz, rectifica entonces la sal.
- Mete al horno ya precalentado y sin tapar la olla deja cocinar por espacio de 20 minutos. Revisa entonces qué tal la cocción del arroz, si le falta puedes dejarlo dos o tres minutos más.
- Saca del horno y deja reposar por 5 minutos más antes de servir.
Tips:
- Puedes utilizar otras verduras, la receta de Jamie lleva champiñones, y creo que a este invento mío también le vendrían muy bien.
- Respeta los tiempos de cocción del arroz. En sentido general los arroces redondos se hacen en 20 minutos, algunos en un par de minutos más, otros en un par de minutos menos. Pero no los dejes pasar más del tiempo requerido pues se te puede fastidiar una receta por culpa de un arroz pasado de cocción.
- Con la verdura lo mismo, no la dejes cocer eternamente, lo ideal es que cada cosa tenga su punto de cocción. Vigila los detalles
Ingrediente estrella:
La calabaza: Es un alimento muy sano y muy versátil, En Cuba la solíamos hervir simplemente, luego se le ponía por encima un poco de cebolla o ajo pochados previamente y era un acompañamiento estrella en cualquier comida. En España la asan al horno y también hacen postres. Puedes hacer también cremas, pasteles, y hasta flan. No falta en mi despensa.
Que se ve rico eso. Ya me preparo para hacerla 😉
Me gustaMe gusta
Gracias! A por ello!
Me gustaMe gusta
Wow, Sandrita, es una delicia leerte… que rico se ve ese arroz.
Me gustaMe gusta
Gracias yu!
Me gustaMe gusta
Ay mi madre, la boca agua… estás acabando!!
Me gustaMe gusta
Hi thanks for posting thhis
Me gustaMe gusta