Empieza la temporada de lluvias en Miami, y con ello, el deseo de comer sopas o cremas, no porque haya frío, sino por esa memoria inseparable desde Cuba en que, si llueve, se toma sopa o crema caliente. «Está el tiempo como para una sopa», decían los adultos de cuando yo era niña. Y así, se van formando las memorias que giran en torno a la gastronomía.

En Chile en cambio la lluvia se asociaba además de a frío, a comer sopaipillas. Caían dos gotas y enseguida a mi alrededor en Santiago empezaban a decir «qué antojo de unas sopaipillas!» Yo no entendía qué tenía que ver una cosa con la otra, y me fui de Chile sin aún entenderlo, pero respetando aquella «tradición» chilena de comer sopaipillas cuando el clima se ponía lluvioso.
En Bogotá, según me contaban, antes no llovía tanto, pero el año que me tocó estar allí no paró de llover ni un solo día. Podía ser en formato tormenta, o como llovizna del tipo «no moja pero empapa», o también la típica lluvia con sol, lo cierto es que siempre se estaba pasado por agua. Los ajiacos Santafereños llevaban entonces la voz cantante.
En México son muy de caldos, sopas, consomés y preparados calientes bien fuertes. Inolvidables el jugo de carne y el consomé, para qué hablar del pozole. Todos con su picor incluído claro está, sino no les sabe a nada. Ante la duda puedes preguntar «pica mucho?», y siempre te van a decir que no, porque para ellos eso no es picar, pero a uno la boca se le queda entumida y la recuperación del paladar es a base de paciencia, llanto, risas, sudores y quizás un poco de leche.
En Cuba a pesar del calor somos bien soperos, una sopita de pollo de esas hechas por abuelitas siempre entran muy bien, y por supuesto tenemos también nuestra versión de ajiaco, potente y con una mezcolanza de viandas y carnes que no son más que la viva estampa de todo lo que incluye Cuba en un solo plato.
La receta a continuación es una crema de verduras sin más. La diferencia es que he cocido las verduras en el horno, así que quedan con ese toque medio ahumado que la distingue mucho de una crema de verduras «normal». Es réfacil de hacer, y el saborazo que se logra es la verdad impresionante. Anímate y verás.
Ingredientes:
(para 4 personas)
- 8 tomates perita
- 2 cebollas
- 4 tallos de apio
- 2 puerros
- 4 zanahorias
- 2 tazas de caldo de pollo o verduras
Preparación:
- Poner el horno a calentar a 350 farenheit, 180 celcius
- Lavar, pelar si es necesario y cortar la verduras en trozos no muy grandes.
- Poner en una bandeja de horno con un chorro de aceite de oliva.
- Hornear por aproximadamente 1 hora.
- Batir todo añadiendo el caldo poco a poco hasta lograr la consistencia deseada.
- Rectificar sal y servir

Ingrediente estrella:
El tomate: De mis hortalizas favoritas. De niña me los comía a mordiscos como si de una fruta se tratase. Incomparables los de Valencia. Con unos tomates valencianos, un chorro de aceite de oliva virgen extra y una pizca de sal, tienes una ensalada veraniega outstanding.