Hay recetas entrañables en ¡Plato Limpio!, y una de ellas es el Flan de mi abuela (página 158), a quien cariñosamente le decíamos Mima Rosa. Recetas de Flan hay muchas, pero el de Mima es difícil de alcanzar. Hasta el día de hoy sigo probando. Se las transcribo entonces tal cual aparece en el libro.

Si hay un personaje en mi familia que sea entrañable, esa es mi abuela. Mima Rosa le decíamos, aunque cuando no estaba presente también le solíamos llamar “La Señora”, título que se ganó gracias a su carácter y personalidad. Mi abuelo Pipo era el clásico chino con temperamento asiático y esa parsimonia que solo los de genética oriental saben desplegar. Pero Mima no, mi abuela era un auténtico huracán caribeño en toda regla. La mezcla de genes españoles y cubanos se manifestaban en ella como en nadie más.
Historias familiares sobre Mima hay muchísimas. Yo algunas de ellas las viví en primera persona gracias a que no se pudo gestionar guardería para mí cuando era pequeña así que para que mis padres pudieran trabajar yo me lo pasé con mis abuelos de lunes a viernes durante casi cuatro años. Incluso después que empecé el colegio también pude seguir disfrutando de Mima y Pipo pues ellos seguían yendo a mi casa a ayudar a mi mamá que tenía horarios de trabajo un poco complicados cuando aquello.
Lo cierto es que Mima tuvo que echar palante a una familia de cinco hijos prácticamente sola con mi abuelo, y, mientras él trabajaba en su fonda sirviendo comidas, ella se ocupaba de educar a mi mamá y sus cuatro hermanos. Y vaya sí lo hizo. Las fotos de la época lo dicen todo, y el tiempo se encargó después de confirmarlo. Luego varios nietos tuvimos la suerte de estar bajo su tutela temporalmente, con lo cual también los abuelos dejaron huella en nuestra educación.
Una de las historias más chistosas de Mima es de un primo mío que alguna vez se quedó alojando en casa de mis abuelos, y siendo joven, salió en la noche con sus amigos. Mima le dijo que perfecto pero que debía llegar antes de las 11pm y por supuesto no le dio llaves de la casa. Mi primo, que al parecer se lo estaba pasando genial con sus amigos, se le ocurrió llegar pasada la hora, y como consecuencia se vio en la calle un rato largo intentando que Mima le oyera y le abriera la puerta. Cosa que por supuesto nunca ocurrió y mi primo tuvo que colgar los guantes y replantearse el asunto e ir a alojar esa noche a otro lugar.
Pero de todas las historias de Mima la que más ha quedado grabada en la memoria de todos es la del flan que ella hacía. Hasta el día de hoy en la familia nos referimos al “flan de Mima Rosa” cuando le recordamos o cuando nos comemos algún que otro flan por ahí e inevitablemente establecemos la comparación con el flan de Mima. Porque la textura, el sabor, el punto de cocción que mi abuela lograba en su flan eran tan impecables como difíciles de alcanzar.
Lo del flan de Mima era punto y aparte. No existe hasta el día de hoy un flan que supere al de «La Señora», y han pasado más de cuarenta años. Sólo una vez en Zaragoza, España, me he topado con el flan que más cerca le ha rozado al de mi abuela. Y como las cosas de la vida son como son pues resulta que la familia de mi abuela era de Zaragoza. No hace falta que diga más. Yo por supuesto me pedí dos flanes pues a saber cuando podré probar otro igual.
Algunos en la familia han intentado simularlo, y aunque los intentos se acercan, tengo que decir que por más sabida que está la receta a mi nunca me sabe igual al de Mima. Será por eso que nunca me había atrevido yo a probar a hacerlo, porque el flan de Mima, como la mismísima Señora, es una preparación que impone mogollón.
Pero en este libro, Mima y su flan se merecen un espacio. Así que ahí les va la receta por si lo quieren intentar.
Ingredientes:
(para 6 personas)
- 140 gramos de azúcar
- 4 huevos
- 1 lata de leche condensada
- 1 lata de leche evaporada
- 1 chorrito de vainilla
- 1 pizca de sal
Preparación:
- Prepara un caramelo con el azúcar, moviendo sin parar y teniendo cuidado de que no se queme porque se amarga.
- Luego, en un molde redondo para flan agrega el caramelo y con el mismo bañas bien todas las paredes del molde. Reserva.
- Mezcla los 4 huevos batidos con la leche condensada y la evaporada y añade un chorrito de vainilla. Cuela esa mezcla y viértela al molde. Tápalo muy bien.
- Seguidamente, en una olla de presión coloca un fondo de agua y pon a baño María el molde con tu flan. Pon a calentar el agua y cuando esté caliente tapa la olla. Cuando coja presión debes contar 15 minutos a temperatura media-baja (podría ser más dependiendo de la olla y del fuego). Entonces, saca tu molde con cuidado de la olla y deja refrescar a temperatura ambiente.
- Mételo en el refrigerador. Déjalo por unas 2 horas para que se enfríe.
- Sirve en un plato dándole la vuelta y a disfrutar en familia.
Tip:
- Mi abuela nunca tuvo olla de presión, de modo que ella su flan lo preparaba a baño María en una cazuela de toda la vida. Debes hacer todo exactamente igual solo que el tiempo de cocción es mayor: unos 40 minutos, pero puedes destaparlo al cabo de ese tiempo y probar textura con la punta de un cuchillo y comprobar que ya esté listo. No debe quedar muy firme o sobrecocido. Lo que hacía único el flan de Mima Rosa era la textura, que era muy suave, así que te sugiero vigilar este detalle.
- Conseguir que un flan quede sin esos típicos huequitos es todo un reto. Cuando salen, es síntoma de sobrecocción. Hay que probar, probar y probar hasta el cansancio. Por eso los tiempos de cocción son sólo de referencia. En dependencia del método que uses, la olla y el fuego esto puede variar. Yo sigo probando 😉
El ingrediente estrella:
La leche evaporada: Es leche de vaca pero con menor porcentaje de agua por lo que es más espesa. Se usa mucho en repostería, y no contiene azúcar.