No soy muy de hacer postres, ya te lo digo. Comerlos sí que me gusta pero tampoco soy tan golosa como algunos que conozco. Hubo una etapa de mi vida en que apenas comía postres, no me resultaban imprescindibles para finalizar una comida. Pero eso ha cambiado mucho, porque tengo muy cerca siempre a varios amantes de los postres que me han hecho madurar y darme cuenta de que una buena comida así como empieza con un buen pan con su aceitito de oliva, pues debe terminar con un postre.
En Cuba por supuesto reinaban los postres caseros, esos de abuelitas, de los que podías ir y raspar la olla cuando tu mamá o tu abuela terminaban de prepararlos. Que tiempos aquellos y que gozada digo yo. También se aprovechaba mucho la variedad de frutas tropicales que el Caribe nos proveía. Una mermelada de mangos hecha en casa no tiene comparación con ninguna que te compres por ahí, o unos cascos de guayaba. Se me hace la boca agua de solo pensarlo.
En todo caso cuando vinieron los tiempos duros, la necesidad agudizó en ingenio y entonces se hacían postres según lo que hubiera disponible. Recuerdo que en alguna etapa no me pregunten por qué pero había muchísimos tomates, entonces a la casa que fueras te encontrabas a las mamás inventando de todo a base de tomates para poder aprovecharlos bien y no tener que tirar ninguno. Es así como lo mismo se preparaba salsa de tomates, que ketchup casero, que sofrito, que postre de tomates! Y bien rico que era cómo no.
Al llegar a Chile pensaba que allí endulzaban poco las cosas, pero con el tiempo me quedó claro que los que teníamos el paladar acostumbrado a las cosas súper dulces éramos nosotros los cubanos 🙂 Yo llegué en pleno verano a Santiago, y de las cosas que me llamaron la atención es que todos decían que «hay que aprovechar ahora que la fruta está buenísima porque es temporada», y yo ingenuamente pensando en mangos, guayabas, mameyes y papayas, cuando lo que había eran sandías, melones de diferentes tipos, manzanas, fresas, moras y tunas.
Me llevó un tiempo adaptarme al cambio de clima, de latitud y de frutas. Mi paladar estaba acostumbrado a otros sabores bastante más dulces que los de esas frutas de allí. Con el tiempo hasta aprendí a anhelar el veranito chileno y comer frutas de estación, pero hay que decir que las fresas por ejemplo, en Cuba yo solo las había visto cuando en una Escuela al Campo me tocó trabajar en un campo de fresas que según yo debió haber sido el único que había en Cuba pues recuerdo que hasta los bolsillos nos revisaban cuando salíamos del surco para que no nos lleváramos ninguna al campamento. «Cómanse las que quieran, pero aquí en el campo, llevarse no pueden llevarse ninguna» – así nos decían. Ya se, lo de Cuba no hay quien lo entienda.
Las moras las conocí en Chile por supuesto. A todos le encantaban por ejemplo los helados de mora que te preparaban con yogurt y a mí me parecían lo más ácido del mundo. Los chilenos felices, y esta cubana queriendo añadir más y más azúcar. Pero se aprende de todo en la vida y la verdad ahora reconozco que las moras son bien ricas, siempre que lleven el dulce adecuado añadido claro 🙂
A ver qué te parece entonces este helado de moras que algún día que estaba yo muy healthy me inventé. Tardas más en leer este post que en hacerlo 😉
Helado de moras:
Ingredientes
- -Moras congeladas
- -1 plátano congelado
- -Medio aguacate hass
- -1 cucharada de aceite de oliva
- -azúcar a gusto
Preparación:
Tan fácil como poner todo en una licuadora y licuar bien hasta conseguir la consistencia deseada. Sirve enseguida
Tips:
-No he puesto cantidad de moras ni de azúcar pues depende de cuán ácido o dulce lo prefieras.
-Por qué aguacate hass y no otro? Por su textura y cremosidad. Eso, y el congelado de la fruta, te garantizará que tu helado quede bien cremosito.
-Que no le quieres poner azúcar? Pues sencillamente no la uses o ponle otro plátano o le añades un chorrito de miel.
-Aventúrate a hacer este helado pero usando otras frutas. La combinación de plátanos con fresas ya sabemos que queda de lujo. Con mamey es un espectáculo para el paladar más exigente. Para que te digo que no, si sí.
-También le puedes poner semillas o frutos secos.
El ingrediente estrella de hoy: Las moras.
Es de sobra sabido por todos de las cualidades antioxidantes de todas las frutas de la familia de las berries. La mora es de las que menos azúcares aporta por lo tanto es siempre bienvenida. Una pena que sea tan cara!
Looks so delicious & tempting! Love this beautiful pink dessert.
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Awww thank you so much😊
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qué alucinante combinación, tengo que probarlo. supongo puedo remplazar las moras por otras bayas como arándanos o frambuesas, verdad?
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claro! prueba y verás que queda muy bien. Luego me cuentas 😉
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