Que te resulta difícil aprender mi idioma el neerlandés? No pasa nada, ya voy yo y aprendo el tuyo. Así las cosas lo mismo te hablan en inglés que te encuentras a más de uno hablando hasta español o en su defecto, haciendo el esfuerzo. Lo de los neerlandeses es que te sientas a gusto.
Hubo un día que nos sirvieron unos boniatos riquísimos, y que han servido de inspiración para esta receta de hoy. No se parece en nada a los que allí me comí, pero fue ver los boniatos en mi despensa y pensar en Amsterdam y su oferta gastronómica y ponerme las pilas a ver qué fluía. Y esto salió:
-3 o 4 boniatos
-1 tomate grande o 2 pequeños
-queso mozarella para gratinar
-aceite de oliva
-orégano o zaatar
-sal
Pela y corta los boniatos ya sean en rodajas o en bastoncitos. Intenta que te queden todos más menos del mismo grosor para que la cocción sea pareja. Ve precalentando tu horno a 180 grados celcius o 350 F. Pon los boniatos en un bowl y añade sal, orégano (o zaatar) y aceite de oliva. Con tus manos muévelos bien para que se impregnen todos de esta mezcla.
Luego extiéndelos sobre una bandeja de horno y una vez caliente el horno mételos en él por unos 35-40 minutos.
Mientras tanto lava y corta el tomate en cuadrados pequeños. Reserva
Pasado el tiempo de cocción puedes pinchar los boniatos con un tenedor y comprobar si están listos.
Apaga el horno. Saca la bandeja y enseguida esparce por encima el tomate picado y luego el queso de gratinar. Pon la bandeja en el horno otras vez por unos 5 minutos, y deja que con el calor residual el queso se funda un poco.
Sirve enseguida y a disfrutar!
El ingrediente estrella de hoy: El boniato.
A la pacha mama no le bastó con regalarnos una variedad de patatas impresionante y también nos obsequió el boniato. Lo puedes encontrar blanco o naranja. Lo puedes consumir salado o dulce, sino que le pregunten a las abuelas cubanas expertas en ese postre exquisito que es el boniatillo. Tiene fama de ser más sano que las patatas, por aquello de la composición nutricional. Investiga un poco y verás que en poco se diferencian sustancialmente (salvo en el aporte de vitamina C). Por lo demás ambos son igual de buenos y apetecibles. Fíjate más en como las consumas o prepares: asados, fritos, al horno? Ahí es donde lo puedes bordar o embarrar (sanamente hablando)