Estando yo un día haciéndome el manicure (sí, las cocineras también nos hacemos eso;-) me dice la manicurista:
-Qué tal? cómo va todo? Has estado cocinando últimamente esas recetas españolas que aprendiste en el curso?
-Si, si claro, yo cocino todos los días así que siempre sale algo. – Le respondo.
A la mujer le cambia la cara e intercambia su sonrisa por un gesto de absoluto asombro y me dice:
-Qué?? en serio que tu cocinas todos los días?
Le respondo que sí y seguimos de cierto modo abordando el tema pero muy grosso modo pues ambas nos dimos cuenta de que era lo más cómodo y cordial para las dos. Lo importante es que nuestra relación cliente-manicurista goce de buena salud 😉
Pero sí, bienvenidos al sueño americano, donde casi nadie cocina. O al menos pocos lo hacen a diario. Y sus razones tienen! En este país los trabajos son de sol a sol, y mucha gente no solo tiene un trabajo sino dos. Por lo tanto poco tiempo queda para la familia, para los hijos, ni te digo para la cocina.
He estado en casas donde las cocinas permanecen tapadas muy cuquis durante toda la semana. Donde se compra comida siempre en la calle. U otras, donde con un poco más de suerte, se utilizan las famosas ollas Reinas, que la gente ama pues la verdad que echas lo que sea y un plato de comida sale.
Mucho mejor que ir a Mc Donalds por supuesto.
En este país comer no es una prioridad, es solo una necesidad biológica que el ser humano debe solventar de alguna manera y de ser posible lo más rápido que se pueda. Sino quién inventó el fast food? Te lo ponen fácil además, pues en cada esquina tienes un «drive thru» con diversidad de opciones, todas muy económicas, con las cuales puedes matar el hambre sin ni siquiera bajarte del carro. No es de extrañar las tasas de obesidad que nos rodean. Basta echar un vistazo a tu alrededor. El porcentaje de grasa corporal del sueño americano está bastante por encima de lo que sería el rango normal.
Muchos de los que me conocen seguro estarán pensando lo obvio: que claro, como yo tengo más tiempo. Y puede que tengan razón (aunque ninguno conoce verdaderamente mi schedulle). En cualquier caso, por eso mismo comparto esta receta.
Iba yo lo que se dice como una moto este día. Me levanté con la idea utópica de hacer para el almuerzo un arroz con pollo (si, a los que nos gusta cocinar nos levantamos pensando fricadas de ese orden) Pero vino el día día y me hizo zasca. Aparte de gestionar muchísimos temas domésticos, y tener que salir varias veces pues también tocaba tener algo para el almuerzo. Más encima uno de mis comensales me mete prisa por compromisos que no podía postergar. Cuento corto: mi arroz con pollo se infló tanto como el sueño americano y enseguida me di cuenta de que no iba a poder hacerlo realidad pues me quedaban escasos 20 minutos para tener algo que poner en la mesa. Y en ese tiempo iba incluido también lo de pensar en modo «fast» una solución.
Me di cuenta de que aparte de que no me daba tiempo ni a cortar una cebolla pues si que tenía unas verduras congeladas, unas patatas chicas de guarnición, especias, y el pollo que iba a usar para el utópico arroz.
Y esto salió:
Pollo «apurao»
Ingredientes: (5-6 personas)
-1 bandeja de cuartos de pollo
-media bolsa de guisantes congelados
-media bolsa de maíz congelado
-1/4 de bolsa de cebollitas congeladas (de las pequeñitas)
-las patatas que tengas de guarnición (opcional)
-romero
-pimentón de la vera (opcional)
-salsa de tomates a gusto
-sal y pimienta a gusto
-aceite de oliva
Preparación:
Pon en una cazuela un poco de aceite a calentar. Salpimenta el pollo. Cuando el aceite esté caliente pon las piezas de pollo y déjalas dorar un poco. Añade enseguida toda la verdura congelada: maiz, guisantes, cebolla. También pon las patatitas. Mueve todo bien y déjalo sofreir un poco. (siempre a fuego alto).
Añade entonces el pimentón de la vera y enseguida la salsa de tomates. Completa con un poco de agua hasta cubrir. Pon un par de ramitas de romero. Tapa la olla y baja a fuego medio y déjalo por 15 minutos. Pruébalo y corrige sal si es necesario. Y listo!
Tips:
-Una solución excelente cuando andes con prisas es tirar de verduras congeladas. Te sorprenderás lo baratas y sanas que son. Las de lata también valen, pero no las debes cocer tantísimo pues ya vienen listas para comer. Las especias lo mismo. Te salvan y te ayudan a que los aromas y sabores de tu plato queden de 10. Moraleja: ten siempre en tu despensa especias y en tu refri verduras congeladas.
-Yo he usado las verduras congeladas que tenía a mano pero si tienes otras diferentes a las que he puesto, las puedes usar también.
-Yo he usado las verduras congeladas que tenía a mano pero si tienes otras diferentes a las que he puesto, las puedes usar también.
-Esto también lo puedes hacer en olla rápida. Solo recuerda que en ella no se evapora nada de liquido así que ojo con la cantidad de agua. Debes reducir también el tiempo de cocción ( 10 minutos a partir de que la olla coja presión)
-Si te quedan 5 minutos más puedes poner a fuego alto el pollo una vez listo, para que el caldo se reduzca y el sabor se concentre más. Si no tienes ese tiempo (como era mi caso) puedes aplicar el siguiente truco: en un poquito de agua diluye una cucharadita de maicena y añade esa mezcla a la preparación, sube el fuego y en un minuto tu caldo estará más espeso y potente.
-Yo lo he acompañado con quinoa que tenía ya lista del día antes, pero seguro tienes olla arrocera así que antes de ponerte con el pollo pues pon a hacer el arroz en esa olla donde tarda exactamente 20 minutos en estar listo.
El ingrediente estrella de hoy: El Romero.
Combina perfecto con verduras y con carnes como el pollo o el cordero. También viene bien en arroces. Sino que le pregunten a los valencianos. También puedes aromatizar aceites con él. De preferencia úsalo natural, y verás la diferencia.
¡Me encanta! Y además es muy verdad. Yo estuve viviendo en Estados Unidos dos años y medio, y recuerdo la primera vez que estuve en una casa “de verdad” (no un piso de estudiantes). La madre había hecho un pumpkin pie y me encantó. Me dijo que al día siguiente me enseñaría a hacer su receta secreta. Cuando me desperté, superentusiasmada, sacó una lata de pumpkin filling del armario, una masa brisa precocinada del congelador y “voilà”, ya estaba hecha su tarta. Eso sí, le dio un toque especial: un chorrito de jarabe de arce 😉
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Noooooooooooo! Jajaja tremendo, pero no me cabe duda☺️
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