Los cubanos de mi generación no pudimos conocer lo que era nuestro país antes de la Revolución, pero aún así tuvimos la suerte de tener en Cuba algunos años de bonanza. No significa que era la mejor de las épocas, pero sin dudas fueron tiempos digamos que bastante más tranquilos que los que nos esperaban después.
En los años 80 aún no caía el bloque socialista que tanto nos ayudaba, con lo cual en Cuba podías disfrutar de comida, que aunque siempre fue racionada por el gobierno, alcanzaba para alimentarte medianamente bien sin grandes lujos. Incluso podías disfrutar de algunos manjares que se comían a pie de calle, en algunos timbiriches a veces o en cafeterías sencillas al alcance de todos y del gusto de todos.
Había también lugares más «pro», como el conocido Ten Cents de Galiano (nombre y lugar heredado de la Cuba de antes del 1959), que los cubanos de a pie le llamábamos sencillamente «El Tencén», y del cual hoy lamentablemente no queda practicamente nada. Allí podías comer rico, variado, y la oferta era amplia y el lugar muy agradable. Típica comida en barra, la cancha le llamaban, con aquellos asientos fijos al suelo cuya base daba vueltas (muy entretenido para la niña que yo era entonces:-). El servicio era bueno y la comida de agradecer cuando uno andaba por esa zona de las tiendas dando un paseo o simplemente vitrineando. Hubo un tiempo en que las colas se hacían un poco tediosas, pero igual siempre merecía la pena darse una pasadita por allí. La dinámica era ponerse detrás del asiento del samaritano de tu elección y allí esperabas tranquilamente a que tu antecesor terminara. Los sandwiches y batidos del tencén eran de no olvidar.
Luego estaba la comida callejera, también gestionada por el gobierno. Y esto se que a muchos que no sean del terruño les parecerá increíble ya que lo lógico es que la comida que se come en la calle usualmente sean puestos informales que la misma gente pone con el fin de ofrecer su comida y buscarse sus cuartos de manera sencilla. Sino que le pregunten a los mexicanos. Pero en Cuba en ese entonces no. Estos puestos eran del estado, y había lo mismo cafeterías, que unos carritos que ponían en medio de la calle o de portales (menos sol), donde te podías comer lo mismo unas croquetas (de las que se pegan en el cielo de la boca, los cubanos me entenderán), que unos chiviricos, que unas frituras. No me pregunten de qué eran las frituras pero eran riquísimas y te sacaban de más de un apuro cuando en medio de alguna caminata con aquel sol te tropezabas con algunos de esos carros friendo frituras en medio de la calle.
Esta receta de hoy va un poco inspirada en eso. En la comida de calle. En la sencillez y el aprovechamiento de muy pocos ingredientes que teníamos en aquel entonces y con los que se hacían de tripas corazón. Y en las frituras que me comía yo en la Calzada de Diez de Octubre, en la esquina de Toyo, que por supuesto no eran de salmón ni mucho menos, pero que cuando iba camino de mi casa me alegraban el día.
Yo estas las he hecho de salmón porque era lo que me quedaba dando vueltas en el refri, pero con pollo, o carne o cualquier otro poquito de pescado, las podrías preparar igual. A ver qué te parecen.
Frituritas de Salmón:
Ingredientes:
-Salmón (1 ó 2 filetes no muy grandes)
-1 Cucharada de Harina
-1 Huevo
-1 Puñado de cilantro fresco picado
-Eneldo
-Sal a gusto
-Jugo de 1 limón.
Preparación:
En un procesador de alimentos pon el salmón (sin la piel si la tiene) a triturar. Pásalo todo a un bowl y añade el resto de los ingredientes y mezcla bien todo.
Una vez listo pon aceite suficiente a calentar y cuando esté listo vas añadiendo cucharada a cucharada la mezcla. Dejas dorar bien y retiras a un plato con un papel de cocina para que la grasa sobrante se absorba.
Sirve en un plato con unas rebanadas de limón, y alguna ramita de cilantro.
Tip:
Puedes hacer una salsa golf (mezcla de mayonesa y ketchup) y vas mojando las frituras y te las comes como un dip.
El ingrediente estrella de hoy: El Eneldo.
Hierva aromática como tantas otras pero que es para mí un must cuando de salmón se trata. Tiene beneficios para la salud que puedes consultar en la Google University. Gastronómicamente se aprovecha mucho para aromatizar dado el sabor incomparable que tiene.