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Image by @Wendy Chao |
Entre las fricadas más habituales de las que somos parte los que amamos la comida y la buena mesa está la de hacerle fotos a los platos. Hoy en día con cualquiera de los aparatos móviles que existen puedes hacer fotos que parecen hasta profesionales. Y en eso de hacerle fotos a la comida hemos caído todos, no me digas que no eh. Cocines o no, todos caen en la tentación de inmortalizar con una foto un buen plato de comida. Y no tiene nada de malo, a fin de cuentas mucho trabajo que cuesta sacar un plato de comida decentemente a una mesa que espera con ansias que le sorprendas con algo.
Pero un poquito de por favor oye, todo en su justa medida, sin pasarnos. Hoy por hoy se piensan las fotos, ya no es que se haga la foto espontáneamente para inmortalizar el momento (o el plato). No. En el mundo actual antes de hacer la foto ya hay un sitio pensado donde presumirla. Es una foto «hecha a medida». Y todos hemos pasado por ahí también, no me digas que no. Es que la tecnología además te lo pone muy fácil y hace que caigas.
A algunos, con tal de hacer la foto les da lo mismo que el plato se enfríe, o que el resto de los comensales estén hambrientos. Que si el ángulo, que si la luz, que si limpia el plato. Hasta que no quede con calidad «instagrameable» no se para. Madre del amor hermoso! A lo mejor luego ni disfrutan debidamente del plato revisando cuántos likes tienes (ay el mundo fake de los likes), pero la foto debe quedar perfecta eso sí. En qué mundo vivimos? Me declaro oficialmente opuesta al postureo barato. Cada vez me creo menos lo que me venden a base de postureo. Además me gusta tanto cocinar y comer que no soporto que un plato se enfríe una vez servido por culpa de demoras innecesarias como hacer una foto perfecta solo para presumir. Se aprende incluso a veces es mejor ni detenerse en ese momento y hasta prescindir de la foto, y disfrutar de la comida con los que tienes delante que seguro que son una buena compañía.
Uno de los placeres más grandes que hay en la vida es comer, y junto con ello, todo lo que acompaña ese acto. Dediquémonos entonces a disfrutarlo. Hagamos fotos, pero sin dejar que eso enturbie una velada, o que luego tengas que estar con el celular corriendo a publicarla quien sabe dónde, cuando tienes frente a tí a tus compañeros de mesa en vivo y en directo y con quienes si puedes compartir desde una buena conversa hasta opiniones sobre texturas, sabores y olores. Tres cosas básicas en un plato de comida que por más fotos que le hagas jamás podrás compartir con tus followers.
Centrémonos entonces y disfrutemos del placentero acto de comer y de compartir una buena mesa. Por más fotos que hagas, nada supera el mágico instante en que pruebas un bocado y puedes hacer una mueca y decirle al que está frente a tí: «mmmmm, pruébalo, y mira que rico está»