Que delicia son las alitas de pollo la verdad. Y qué lujo! Creo que me vine a comer un plato de alitas por primera vez en la vida cuando estaba ya fuera de Cuba. No quiero aburrir con las historias del terruño pero allí es que hay mucha tela por donde cortar.
El pollo en Cuba, como todo, era normado, «por la libreta» diríamos los cubanos. La libreta de abastecimientos era una especie de librito pequeño donde se anotaba todo lo que te tocaba así como las raciones de cada cosa. Tantas libras de arroz por núcleo familiar, tantas de frijol, y así sucesivamente con todo lo demás: la carne, el pollo, el pescado, los lácteos. Había pocas cosas que fueran «por la libre», o sea que pudieras comprar lo que quisieras. Todo era por la libreta.
Nos quejábamos sin siquiera imaginar que viviríamos épocas aún peores en que aunque seguía existiendo la libreta pues lo que no había eran productos con que rellenar las casillas de la misma (así como los estómagos) Y ahí empezaron los inventos y también el mercado negro. Pero ya esa es otra historia.
Las alitas? Ni por la libre ni por la libreta. Sencillamente no había. O sea, había las que te tocaban en el pollo que te daban (en mi casa tocaba un pollo entero porque éramos 4 personas en la libreta) , así que nos tocaban solo dos alitas (porque un pollo no tiene más alas a menos que tenga una malformación anatómica el pobre) Con lo cual, las alas nunca jamás de los jamases las vi yo como plato principal en una mesa de comida cubana. En mi casa siempre iban a parar a una sopa o algo similar. Porque qué más vas a hacer con dos tristes alas? Bueno, volar, eso sí.
Y volamos, lejos lejos del terruño, donde hay más de dos alitas percápita y donde se puede comer alitas como plato principal o como snack delicioso para acompañar una buena junta de amigos.
Y que ricas que son, y qué agradecidas y fáciles de preparar. Para los niños son un hit, como el huevo, nunca fallas si les pones huevos o alitas de pollo en el plato de comida a los niños.
Así que aquí te dejo con esta manera de hacerlas, poco trabajo y mucho placer. Ya me contarás:
Alitas de pollo a mi manera
Ingredientes:
-Un par de bandejas de alitas de pollo (dependiendo de la cantidad de personas)
-miel
-limón
-sal
-aceite de oliva
Preparación:
-Corta las alitas a la mitad si es que el carnicero no lo ha hecho ya por tí. Córtales la punta de las patitas.
-En un recipiente de horno pon un chorrito de aceite en el fondo. Dispón las alitas en toda la superficie y encima le pones el jugo de dos o tres limones (dependiendo de cuán jugosos estén)
-Les pones también sal a gusto. Y por último un chorrito de miel por encima de todas y con una brocha de cocina te aseguras de que todas queden bien embadurnadas de miel (eso hace que luego te queden doraditas)
-Calientas el horno a 180 celcius o 350F y una vez listo metes las alitas por unos 35 minutos más o menos.
-Cuando estén listas entonces cambias el horno a la función gratinar y las dejas dorar unos 3 minutos (depende de la potencia de tu horno puede ser más o menos)
Y listo! A disfrutar!
Tips:
-Si tienes más tiempo puedes dejar las alitas un rato antes macerando en el limón, la miel y la sal. Quedarán aún con más sabor.
-Esta misma receta también la puedes hacer pero con muslos de pollo.
-También las puedes hacer solamente con sal y limón.
-Le puede añadir también las especias de tu gusto.
El ingrediente estrella de hoy: Las alitas de pollo.
Tienen un poco de mala fama diría yo. Pero como todo en la vida, depende de cuáles te comas y cómo las preparen y cuánto comas. Si te vas a comer alitas de pollo por ahí con salsas raras con muchos azúcares y mucha sal, y las acompañas de otras guarrerías múltiples como refrescos, papas fritas industriales y muchos etcéteras más, pues seguramente la opción más sana no será. Pero si optas por comprar un pollo de calidad, prepararlas en casa y al horno, y no las comes demasiado a menudo, pues es un plato que entra perfecto en tu menú semanal.