Uno de los regalos que más me llega últimamente son los libros de cocina. Y no me quejo! Tengo la suerte de tener libros de recetas de Cuba, México, Chile y de España (que le gana por goleada a todos los demás pues me ha llegado más de uno). Me he dado cuenta de que solo me falta de Colombia, así que si alguien se anima…:-)
El chiste es que nunca copio las recetas tal cual. Soy un caso ya lo se, pero aquello de seguir una receta al pie de la letra me cuesta a veces. Aunque reconozco que hay ciertas preparaciones que como no sigas las instrucciones, la cagas seguro. Doy fe de ello a partir de varios de mis fracasos en la cocina. Los postres son un buen ejemplo de ello. O lo haces como dice en la receta o vas a tu propio riesgo. Y si tienes invitados pues ya sabes, prepara tu mejor careto cuando pongas aquello en la mesa.
En fin que hay otras cosas que no, que uno puede ir por libre y poner de su haber. En la cocina lo realmente rico es poder disfrutar de todo el proceso, lo cual incluye desde la compra de ingredientes, hasta que pones el plato en la mesa y tus comensales lo prueban. Yo la mayoría de las veces uso los libros de cocina como guía o como inspiración. A veces veo recetas que me recuerdan otros ingredientes del país que sea que he estado y me viene la iluminación y pienso en una preparación parecida pero con otros ingredientes. Y así me pongo a inventar.
Otra cosa buena de los libros de cocina es que se aprende técnicas y trucos. Hay cosas que los que cocinamos las hacemos pues hemos aprendido a vuelta de prueba y error cómo es la mejor manera de hacerlas, pero hay otras que ni idea, y a veces son más simples de lo que te pensabas.
Igual tengo que insistir en el hecho de que, mientras más estudio y practico, más cuenta me doy de que hay cosas que no puedes cambiar porque sí. La temperatura puede ser un ejemplo, o los tiempos, o las cantidades. Yo llevaba años haciendo algo a lo cual yo le llamaba bechamel, pero vaya manera de timar a mi gente y a mí misma jeje. Hace un tiempo he aprendido con un curso de cocina a hacer bechamel y vaya diferencia en el resultado. Lo de antes era bechamel porque yo le llamaba así, pero vamos, ni de cerca se parece a lo que ahora se hacer. La diferencia: respetar las cantidades y los trucos que me enseñaron.
Así las cosas esta receta la he visto en un libro de cocina y aparte de ingredientes que me gustaban mezclaba un par de tipos de cocción, que es otra de las cosas que me gustan de cocinar. Aquello de poder empezar una cosa al fuego y terminarlo en el horno me encanta. O por ejemplo empezar en el horno y terminar con la plancha. O cualquier sea la opción, a mí me encanta probar a cocinar las cosas usando dos tipos de cocción. A veces me queda bien, y a veces no, pero la cosa es probar, no?
La Frittata es un tipo de tortilla italiana, que empieza a hacerse en una sartén para terminar gratinando en el horno. Vi la receta a la rápida y me cautivó al tiro. Pero justo el día que me puse a hacerla no tuve el libro cerca así que la preparé un poco a ojo pero igual quedó buena.
Es un plato además que tiene un plus: a pesar de que lleva verdura los niños se lo comen! (ya saben el clásico desafío de hacer que los niños coman verduras)
Aquí les dejo entonces con la Frittata que a mí me salió:
Frittata
Ingredientes:
-Pimientos
-Cebollas (morada y blanca)
-Calabacín
-Tomates Cherrys o tomates de ensalada
-3 Huevos (depende de cuantas personas pones más)
-Queso para gratinar
-Aceite de oliva
(la que se ve en la foto no lleva pero le puedes poner lo que quieras: champiñones, espárragos, brocoli, etc)
Preparación:
Corta el pimiento en tiras y la cebolla en juliana. El calabacín lo puedes cortar en tiras o en cuadrados pequeños. Los tomates cherrys a la mitad. Si son tomates de ensalada puedes cortarlos en cuadrados también. Reservar.
En una sartén como para hacer tortillas pon un chorro de aceite de oliva y añade toda la verdura a saltear menos los tomates. Deja que la cebolla se ponga transparente y que toda la mezcla se vaya salteando a fuego bajo por unos 10 minutos. Corrige sal.
Bate los huevos y añadelos a la mezcla de las verduras ya salteadas. Distribuye todo bien por toda la sartén y deja cuajar un poco.
Si la sartén no es apta para el horno ten un recipiente de horno listo de dimensiones similares a tu tortilla. Precalienta el horno a 180 celsius o 350 farenheit.
Una vez tu tortilla ha cuajado (pero no del todo) pásala al recipiente de horno y le pones por encima los tomates y el queso de gratinar. Escribiendo esto se me ocurre que un poco de orégano en especia le vendría también bien.
Déjalo terminar de cuajar en el horno y que de paso gratine y se dore.
Una vez listo lo sacas y lo sirves en un plato bonito o en el propio recipiente de horno.
Tips:
-No añadí el tomate hasta el final porque suelta mucha agua.
-Puedes usar en realidad las verduras que quieras y tengas a mano.
-Hay cantidades que no he puesto con exactitud pues depende de cuántos comensales sean. No te midas en ponerle verduras, porque luego reducen. Así que añádele verduras sin miedo que sino te sale una omelette 😉
El ingrediente estrella de hoy: El huevo.
Ha tenido mala fama el pobre por el tema del colesterol. ¡Hay que tener huevos! Que levante la mano el que no ha pasado por la fase de comer revueltos u omelets sólo de claras. Lo cierto es que es un alimento muy rico y versátil y que nutricionalmente hablando es de los mejores alimentos que existen. Son muchos los nutricionistas que actualmente ayudan a desmitificar la mala fama del pobre huevo y ayudan a entender que no por comer muchos huevos necesariamente tu cuerpo va a producir más colesterol. Afortunadamente la maquinaria perfecta del cuerpo humano no funciona de esa manera. Cada persona es un mundo eso sí, pero si no te sientes convencido, puedes revisar este artículo y así puedes sacar tus propias conclusiones.