Hoy esto va de desayunos. Y antes que todo debo aclarar que este post llevaba receta incluida, pero para evitar alegatos múltiples del tipo «¡ay pero que largo está esto!», he decidido repartir el post en dos y así nuestra amistad dura más que dos o tres artículos.
En los diferentes países en que he vivido me ha tocado ir haciéndome a las costumbres, y por supuesto, el acto de desayunar no escapa de la máxima de «donde fueres haz lo que vieres». Así que aunque se haga un pelín largo, vamos a viajar un poco. Total, ni boleto de avión necesitamos.
Ponerse a hablar de lo que desayuna un cubano (uno de allá ehh, que vive y pase su día a día allí, como yo alguna vez), pues es como mínimo para hacer un capítulo de un libro, no porque se desayune mucho, sino porque depende de qué época te haya pillado, así habrás desayunado. Es como el concepto de la relatividad de Einstein (si él supiera!).
Si te pilló la época de las vacas gordas pues de seguro desayunabas como un Rey, pero si te tocó vivir la de las vacas flacas (que nunca más han vuelto a engordar) entonces la historia cambia totalmente. En Cuba lo mismo se ha desayunado un revoltillo de huevos, que un café con leche y un sandwich, que una «sopa de gallo» (agua con azúcar para los no entendidos). Además de eso el desayuno era un momento que te ayudaba a «madurar» pues tocaba tomar decisiones importantes como por ejemplo: utilizar el único pan que te daban al día para ese momento 🙂 It’s up to you!, diría el american people; «allá tú!», diría tu mamá, que sabía que al venir de la escuela tu ibas a llegar con tremenda «brisa» y cuando te acordaras del pan ella te iba a decir esa típica frase que dicen las madres: ¡te lo dije! Conclusión, que como dice un primo mío: «para ser cubano, ¡hay que tener vocación!» Así que mejor lo dejamos así mi «helmano»
Cosas de la Madre Patria
Lo de España es para enmarcar, ¡madre mía! a los españoles no les bastó con el desayuno y además de eso se inventaron otra comida más a media mañana a la cual le llaman almuerzo. Y el nombre lo lleva bien puesto pues no es un simple snack sino prácticamente un almuerzo. De más está decir que ellos tienen ooootra comida alrededor de las 2pm que le llaman comida y es lo que comúnmente cualquier cristiano conoce como almuerzo. En fin, vaya lío dirás tú, pero créeme que a esta comedera no es difícil acostumbrarse. Pues lo dicho, que el almuerzo se lo permiten muchos en el ambiente autóctono del clásico bar español (y no hablo de bar de copas). Si quieres conocer España, tienes que ir a un bar a desayunar o a almorzar. Allí se sirve comida todo el día pero el almuerzo tiene una connotación especial. Los españoles a primera hora no comen mucho, quizás un café y alguna magdalena u otra pasta (dulcecito), pero a la hora de lo que ellos llaman almuerzo se desquitan y le entran con todo a un buen bocadillo o un pincho de tortillas o hasta a un fricasé de conejo (que si que si, que yo lo vi). Todo ello incluso a veces va acompañado hasta de una cerveza fría. Al principio te parece casi una locura, luego te das cuenta de que si alguien sabe disfrutar las cosas buenas de la vida, esos son los españoles. ¿Oído cocina? Olé por ellos!
Con el mayor respeto, creo que los mexicanos ganan por goleada en este tema. No por gusto la gastronomía mexicana ha sido declarada por la UNESCO Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Si hay un lugar donde puedes disfrutar y poner a trabajar todos tus sentidos con el acto simple de desayunar, ¡ese es México! Creo que sin dudarlo puedes estar comiendo durante dos semanas seguidas (cuidado no sea más tiempo) desayunos mexicanos diferentes. Desayunar en México es un imperdible, un must y algo que no te perdonaré que no hagas si tienes la oportunidad de visitar ese país. Un desayuno mexicano es un festín, da igual si son unos huevos con salsa verde, que unas enfrijoladas, unos chilaquiles, unas tostadas, sus tacos, sus totopos, su guacamole, su frijol refrito, ¡¡sus miles de salsas!!. La lista es interminable y la boca se me hace agua de solo pensarlo. Mención aparte para la INMENSA variedad de jugos naturales de frutas y verduras que te ofrecen en todos lados. Lógicamente no faltará el chocolate caliente (que por cierto lo preparan como nadie), el café y una variedad de croissants, palmeras, conchas y hasta dulces típicos mexicanos. Creo que si alguien se tomó en serio aquello de que «el desayuno es la comida más importante del día» esos fueron los mexicanos. No entenderás el nombre de ningún ingrediente al principio, y quizás los platos hasta te parezcan de apariencia extraña, no necesariamente apetecibles. Pero una vez entras en su juego quedas prendado de esos sabores únicos que no se te olvidarán jamás. Así que si vas a México, y te invitan a desayunar, no dudes en decir Órale!
Entonces qué? Ya te dio hambre? Pues que bueno, porque en el articulo de mañana, si que va una receta de un desayunito bien clásico y fácil pero bien rico. Allí nos vemos.